« Queridos hermanos y hermanas. En el evangelio de
este domingo, Jesús nos habla de la respuesta que se da a la invitación
de Dios --representado por un rey-- a participar a un banquete nupcial.
La invitación tiene tres características fundamentales: la gratuidad,
la amplitud, la universalidad. Los invitados son muchos, pero sucede
algo sorprendente: ninguno de los elegidos acepta ir a la fiesta, tienen
otras cosas que hacer, más aún, algunos muestran indiferencia y hasta
fastidio. Dios es bueno hacia nosotros, nos ofrece gratuitamente su
amistad, nos ofrece su alegría, la salvación, pero tantas veces no
acogemos sus dones, ponemos en primer lugar nuestras preocupaciones
materiales, nuestros intereses.
Algunos invitados incluso maltratan y asesinan a los siervos que
llevan la invitación. No obstante la falta de adhesión de los llamados,
el proyecto de Dios no se interrumpe. Delante del rechazo de los
primeros invitados, él no se desanima, no suspende la fiesta pero
repropone la invitación, ampliándola hasta más allá de los límites
razonables y manda a sus siervos a las plazas y a los cruces de las
rutas para reunir a todos aquellos que encuentren.
Se trata de gente común, pobres, abandonados y desheredados, más aún,
'malos y buenos', incluso los malos son invitados, sin distinción. Y la
sala se llena con los 'excluidos'. El Evangelio, rechazado por alguno,
encuentra una acogida inesperada en tantos corazones.
La bondad de Dios no tiene fronteras y no discrimina a nadie: por
esto el banquete de los dones del Señor es universal, universal para
todos. A todos le da la posibilidad de responder a su invitación, a su
llamado, a su caminata; nadie tiene el derecho de sentirse privilegiado o
de revindicar una exclusiva. Todo esto nos induce a vencer la costumbre
de colocarnos cómodamente en el centro, como hacían los jefes de los
sacerdotes y fariseos.
Esto no se debe hacer, tenemos que abrirnos a las periferias,
reconociendo también que quien está en los márgenes, más aún, quien es
rechazado y despreciado por la sociedad, es objeto de la generosidad de
Dios. Todos estamos llamados a no reducir el Reino de Dios dentro de los
límites de nuestra 'iglesita', nuestra 'iglesita pequeñita', esto no
sirve, pero a dilatar la Iglesia a las dimensiones del Reino de Dios.
Entretanto hay una condición: vestir el hábito nupcial. O sea dar
testimonio concreto de la caridad concreta a Dios y al prójimo.
Confiamos a la intercesión María Santísima los dramas y las
esperanzas de tantos hermanos y hermanas nuestros; excluidos, débiles,
rechazados, despreciados, incluso aquellos que son perseguidos por
motivo de su fe. Invocamos su protección en los trabajos del sínodo de
los obispos reunidos estos dias en el Vaticano».
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Después de rezar la oración del ángelus: «Queridos hermanos y hermanas, esta mañana en la ciudad de Sassari,
ha sido proclamado beato el padre Francesco Zirano, de la Orden de los
frailes menores conventuales: él prefirió ser asesinado antes que
renegar a su fe. Demos gracias a Dios por este sacerdote mártir, heroico
testimonio del Evangelio. Su fidelidad llena de coraje hacia Cristo ha
sido un acto de gran elocuencia, especialmente en el actual contexto de
despiadadas persecuciones contra los cristianos.
En este momento, nuestro pensamiento va a la ciudad de Génova, otra
vez duramente golpeada por el aluvión. Prometo mi oración por la víctima
y por todos los que han sufrido graves daños. La Virgen de la Guardia
sostenga a la querida población genovesa en el empeño solidario, para
que puedan superar esta dura prueba.
Recemos todos juntos a la Virgen de la Guardia. Ave María... María Madre, de la Guardia proteja a Génova.
Saludo a los peregrinos, especialmente a las familias y a los grupos
parroquiales. En particular quiero saludar cordialmente al grupo de
peregrinos canadienses, venidos a Roma con motivo de la canonización de
san Francisco de Laval y santa María de la Encarnación. Que los nuevos
santos susciten en el el corazón de los jóvenes canadienses el fervor
apostólico.
Saludo al grupo del «Office Chrétien des personnes handicapées» que
ha venido desde Francia; a las familias del Colegio Reinado del Corazón
de Jesus, de Madrid; a los fieles de Segovia; a los polacos aquí
presentes ;y a quienes han promovido especiales obras de caridad en
ocasión de la Jornada del Papa.
Saludo al numeroso grupo de la 'Associazione Amici di San Colombano
per l’Europa', que han venido en ocasión de la apertura del del XIV
centenario de la muerte de San Colombano, gran evangelizador del
Continente europeo.
Saludo a las Hijas de María Auxiliadora, que están participando al
capítulo general; a los fieles de la parroquia de Santa María Inmaculada
de Carenno; a los representantes de la diócesis de Lodi reunidos en
Roma para la ordenación episcopal de su Pastor; y a los fieles de
Bergamo y Marne».
Y el Papa deseó a todos un buen domingo y añadió: “Por favor les pido
que recen por mí”. Y concluyó con su “Buon pranzo e arrivederci».
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