«Queridos hermanos y hermanas, el evangelio de este domingo es la
celebre parte central de la narración de san Mateo, cuando Simón en
nombre de los doce, profesa su fe en Jesús como “el Cristo, el Hijo del
Dios viviente”; y Jesús llama 'beato' a Simón por esta fe que tiene,
reconociendo en ésta un don especial del Padre, y le dice: 'Tú eres
Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia'.
Detengámonos un momento justamente sobre este punto, sobre el hecho
que Jesús atribuye a Simón este nuevo nombre: 'Pedro', que en el idioma
de Jesús se dice 'Kefa', una palabra que significa 'roca'. En la biblia
este término 'roca' se refiere a Dios. Jesús lo atribuye a Simón no por
sus cualidades o méritos humanos, pero por su fe genuina y sólida que le
viene desde lo alto.
Jesús siente en su corazón una gran alegría, porque reconoce en Simon
la mano del Padre, la acción del Espíritu Santo. Reconoce que Dios
Padre le dio a Simón una fe en la que se puede confiar, sobre la cual
Jesús podrá construir su Iglesia, o sea su comunidad. Como en todos
nosotros.
Jesús tiene en su ánimo dar vida a su Iglesia, un pueblo fundado no
más sobre la descendencia, sino sobre la fe, o sea sobre la relación con
Él mismo, una relación de amor y de confianza. Nuestra relación con
Jesús construye la Iglesia.
Y por lo tanto para iniciar con su Iglesia Jesús tiene necesidad de
encontrar en los discípulos una fe sólida, confiable. Es esto que Él
debe verificar en este punto del camino.
El señor tiene en mente la imagen del construir, la imagen de la
comunidad como un edificio. Por ello cuando escucha la profesión de fe
simple de Simón, lo llama 'roca', y manifiesta la intención de construir
su Iglesia sobre esta fe.
Hermanos y hermanas, lo que sucedió de manera única con san Pedro,
sucede también con cada cristiano que madura una fe sincera en Jesús el
Cristo, el Hijo del Dios viviente.
El evangelio de hoy interpela también a cada uno de nosotros: ¿Cómo
va tu fe? Cada uno dé una respuesta en su corazón. ¿Cómo va tu fe, cómo
es?
¿Qué encuentra el Señor encuentra en nuestro corazón?, un corazón
firme como la roca o un corazón arenoso, o sea dubitativo, desconfiado,
incrédulo. Nos hará bien durante el día de hoy pensar sobre esto.
Si el Señor encuentra en nuestro corazón una fe, no digo perfecta,
pero sincera, genuina, entonces Él ve también en nosotros a piedras
vivas con las cuales puede construir su comunidad. De esta comunidad, la
piedra fundamental es Cristo, piedra angular y única. Por su parte
Pedro es piedra, en cuanto fundamento visible de la unidad de la
Iglesia. Pero cada bautizado está llamado a ofrecer a Jesús la propia
fe, pobre pero sincera, de manera que Él pueda seguir a construir su
Iglesia, hoy y en cada parte del mundo.
También en nuestros días la gente piensa que Jesús sea un gran
profeta, un maestro de sabiduría, un modelo de justicia... Y también hoy
Jesús le pregunta a sus discípulos, o sea todos nosotros: '¿Quienes
dicen que yo sea?, ¿un profeta?, ¿un maestro de sabiduría?, ¿un modelo
de Justicia?
¿Qué responderemos?, pensemos, pero sobretodo recemos a Dios Padre,
para que nos dé la respuesta. Y por intercesión de la Virgen María
pidamos que nos dé la gracia de responder con corazón sincero: Tú eres
el Cristo, el Dios vivo. Esta es una confesión de fe, este es el Credo
propiamente. Podemos repetirlo tres veces todos juntos: 'Tu eres el
Cristo el hijo del Dios vivo' ». (Repite tres veces).
Ángelus...
«Queridos hermanos y hermanas, mi pensamiento va de manera particular
a la amada tierra de Ucrania, que hoy celebra su fiesta nacional, a
todos sus hijos e hijas, a sus deseos de paz y serenidad amenazados por
una situación de tensión y de conflicto que no indica querer disminuir,
generando tanto sufrimiento entre la población civil. Confiamos toda
esta nación al Señor Jesús y a la Virgen, y rezamos unidos especialmente
por las víctimas, sus familiares y por todos los que sufren.
Saludo cordialmente a todos los peregrinos romanos y a los que llegan
desde diversos países, en particular a los fieles de Santiago de
Compostela (España), los niños de Maipú (Chile), y los jóvenes de Chiry-
Ourscamp (Francia) y a todos los que participan al encuentro
internacional promovido por la diócesis de Palestrina.
Saludo con afecto a los nuevos seminaristas del Pontificio Colegio
Norteamericano, que llegaron a Roma para realizar estudios teológicos.
Saludo a los 600 jóvenes de Bérgamo, que a pié junto a su obispo,
llegaron a Roma desde Asís. Queridos jóvenes, vuelvan a casa con el
deseo de dar testimonio a todos sobre la belleza de la fe cristiana.
Saludo a los jóvenes de Verona, Montegrotto Terme y del Valle Liona, así
como a los fieles de Giussano y Bassano del Grappa.
Y a todos les deseo “buona domenica” y “buon pranzo”».
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