Desde el 8 de noviembre hasta el
8 de diciembre, Día de la Inmaculada Concepción,
rezamos la tradicional devoción del Mes de
María. Es una época del año donde renace la
primavera, florecen los árboles y se cosechan los primeros
frutos. En el mundo
espiritual acontece algo semejante en torno a MARÍA.
Ella es la Madre de Jesús y Madre nuestra, que con su sola
presencia atiza el amor, garantiza la unidad y crea ambiente de
familia. La devoción del Mes de María, que se
acostumbra a rezar en parroquias, comunidades, colegios y grupos
familiares, se caracteriza por tener dos oraciones propias que
están presentes todos los días en que dura este
ejercicio de piedad. En cada jornada, puede incluirse el rezo del
Santo Rosario y se puede meditar una lectura
bíblica. La celebración termina cada día con el
infaltable canto “Venid y
Vamos Todos”. El
mes dedicado a nuestra Madre, la Virgen María, es un tiempo en el que,
como cristianos, debemos aprovechar para profundizar sobre ella y
contemplar el misterio de la voluntad de Dios en nuestra vida y en el
mundo, para quien no hay nada imposible.
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