domingo, 22 de septiembre de 2013

Ángelus en el santuario de Bonaria.

 

Cuentan que entre las advocaciones de la vírgen preferidas de los navegantes que llegaron primero a estas tierras se encontraba Nuestra Señora del Buen Aire, conocida en Italia como la Madonna di Bonaria. A ella se rinde culto en un santuario ubicado en Cagliari, capital de la isla italiana Cerdeña, construido en el siglo XIV sobre un monte que lleva el mismo nombre (Bonaria).
Así es, pues, que don Pedro de Mendoza -Primer Adelantado del Río de la Plata- desembarcó en las riberas del Río de la Plata en 1536. El 2 de febrero, celebrando el día de la Candelaria, fundó la ciudad de Nuestra Señora del Buen Ayre por primera vez. Sin embargo, el lugar fue abandonado debido a los ataques de los querandíes y casi medio siglo después, Juan de Garay llevó a cabo la segunda y definitiva fundación. El 11 de junio de 1573 en el punto donde hoy se ubica la Plaza de Mayo, se bautizó el nuevo asentamiento como Ciudad de la Trinidad, dejando el nombre anterior para referirse al puerto. Tal como ordenaba la normativa española, el terreno se dividió en doscientos cincuenta manzanas.
En honor a Nuestra Señora del Buen Ayre, también conocida como Nuestra Señora de los Buenos Aires, se construyó en el barrio Caballito la Basílica que lleva su nombre. El templo que se alza en la esquina de la avenida Gaona y la calle Espinosa fue inaugurado en 1932.: una construcción impresionante, de gran tamaño y estilo neogótico, cuyo inmenso rosetón central es enmarcado por un par de torres afiladas de más de setenta metros. El 24 de abril se celebra el día de esta patrona de los navegantes.
 
Oración a Nuestra Señora de Buenos Aires
 
Virgen Santísima de Buenos Aires que con tu poderosa intercesión obtienes que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo nos guíen al puerto de la salvación eterna.
Oh María, guíanos a todos al puerto de salvación. Continúa, Virgen Santísima cuidando a nuestro pueblo, sobre quien has mostrado tantos signos de tu maternal protección en esta etapa difícil de nuestro camino. No es fácil sostenerse sin tu presencia e intercesión. A ti, Virgen, te encomendamosnuestros sufrimientos y angustias, nuestras esperanzas y anhelos, como proteges a los marinos en el mar de todos los peligros y tormentas.
Protege a nuestro pueblo de todos los peligros que la ciudad nos presenta, sé para nosotros auxilio en nuestra lucha entre el bien y el mal que se agitan en el mundo moderno.
Sé para nosotros madre de bondad y misericordia. Amén.

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