Uno de estos signos exteriores que la Iglesia ha fomentado para secundarnos en nuestra condición cristiana es el escapulario. Escapulario
viene de 'scápulae', hombros, espalda, en latín. Originalmente es una
especie de poncho, cubriendo el pecho y el dorso, colocado a modo de
delantal sobre los hábitos de los monjes o sobre las armaduras de los
guerreros, para proteger a esas prendas de los desgastes del trabajo o
del combate. Con el tiempo, dichos escapularios se transformaron en
distintivos de las órdenes o llevaron los colores del señor para quién
se combatía.
La devoción de la Virgen, Nuestra Señora del Carmen o del Carmelo, está
unida pues en la piedad carmelita, al ascenso hacia Dios mediante el
Hijo de María. Uno de los más grandes libros de la mística católica,
escrito por un santo carmelita, San Juan de la Cruz, se llama
precisamente " Subida al monte carmelo "
El escapulario más famoso y venerable de la
historia de la Iglesia es el que, según la tradición, la Santísima
Virgen entregó a los carmelitas, orden cuyo origen legendario se remonta
al mismísimo profeta Elías. Los carmelitas, desde entonces, siempre
pensaron que, al ponérselo, se vestían con el atuendo de la Virgen.
Color pardo, porque uniforme no de gala y ostentación sino de trabajo y
de combate, expresa la actitud de alerta y de entrega que ha de tener
todo servidor de la madre del Señor.
Pero recuerden aquellos que ya lo han
recibido o quieran recibirlo. Ponerse el escapulario de combate de la
Virgen –el mismo que vistieron sobre sus uniformes los soldados de San Martín
que lucharon en Chacabuco y Maipú después de que su General nombrara a
la Virgen del Carmen patrona y Generala del ejército de los Andes y le
cediera su bastón de mando; el mismo que, junto con sus uniformes de
soldados argentinos, está enterrado sobre los cuerpos de nuestros
soldados muertos en las Malvinas- ponerse este escapulario –digo- que
tantos santos carmelitas honraron con su vida, el manto mismo de la
Virgen, no es solo ponerse bajo Su amparo, sino, con Ella, revestidos de
Ella, compromiso de honor, de trabajo y de batalla.
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