He aquí lo que dijo Jesús a Santa Faustina: “Deseo
que la Fiesta de la Misericordia sea un refugio y amparo para todas las
almas y, especialmente, para los pobres pecadores. Ese día están abiertas
las entrañas de mi Misericordia. Derramo un mar de gracias sobre las almas
que se acerquen al manantial de mi Misericordia. El alma que se confiese
y reciba la Santa Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de
las penas” (Diario 699).
Es decir, quien arrepentido se confiese y comulgue
el Domingo de la Divina Misericordia, podrá recibir el perdón de las culpas
y de las penas de sus pecados, gracia que recibimos sólo en el Sacramento
del Bautismo o con la indulgencia plenaria. O sea que si su arrepentimiento
ha sido sincero y si cumple con las condiciones requeridas, el alma queda
como recién bautizada, libre inclusive del reato de las penas del purgatorio
que acarrean sus pecados aun perdonados.
La devoción de la Divina Misericordia, incluye
también la Hora de la Divina Misericordia, la Coronilla (o Rosario) de
la Divina Misericordia y la Novena preparatoria a la Fiesta de la Misericordia,
que por cierto no es condición requerida para recibir las gracias especiales
el día de la Fiesta de la Divina Misericordia.
"El
alma que se confiese y reciba la Santa
Comunión obtendrá el perdón total de las culpas y de las penas. En ese día
están abiertas todas las compuertas divinas
a través de las cuales fluyen las gracias.
Que ningún alma tema acercarse a Mí, aunque sus pecados sean como escarlata.”(699)
Santuario de la Divina Misericordia: http://www.jesus-misericordioso.org/
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