LA CONVERSION DE SAN PABLO
La conversión de San Pablo es un fresco del pintor renacentista italiano Miguel Ángel, ejecutado en la Capilla Paolina del Palacio Apostólico (Ciudad del Vaticano). Data del año 1549. Mide 6,25 metros de alto y 6,61 metros de ancho .
La situación de esta pintura, pareja de la Crucifixión
de San Pedro, es sumamente inverosímil Las limitaciones del espacio
debieron justificar en parte la aglomeración de personajes y la
confusión general que reina en la composición. Pero también se debe
pensar que se trata de algo deliberado por parte del autor, que está
narrando un episodio traumático de la vida de San Pablo, cuando
perseguía a los cristianos y el rayo de Dios le cegó hasta que se
convirtió a la fe. El séquito de San Pablo, formado por soldados y
criados, está en medio de un impresionante revuelo. La mano de Cristo
señala a Pablo, caído en el suelo y cegado por la luz divina. Todos los
personajes, soldados y caballos, se alejan del centro como sacudidos por
una explosión y Pablo queda solo y desvalido en el centro, ayudado por
uno de sus hombres. El resto trata de protegerse los ojos con manos y
escudos, mirando con desconcierto al cielo. Muchas figuras están de
espaldas, una pose predilecta en Miguel Ángel que de esta manera
realizaba minuciosos estudios anatómicos de formas atléticas y
musculosas. El caballo en escorzo, del que se ven los cuartos traseros,
está inspirado directamente en los caballos de las Batallas de Paolo
Ucello, que sirvieron de modelo para casi todos los pintores del
Renacimiento, incluidos Leonardo da Vinci o Alberto Durero. El cielo,
con Cristo bajando con un poderoso impulso entre sus ángeles y corte
divina, retoma la idea del Juicio Final, con una estructura en remolino
ascendente por un lado, y descendente por el otro. Se trata, en fin, de
una obra de la vejez de Miguel Ángel, terrible, imponente,
incomprensible y llena de la sofisticación de un manierismo que ya puede
considerarse pleno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario