Cumpliendo con una antigua tradición, don Juan de Garay y los primeros
miembros del cabildo, unos días después de fundada la Ciudad, el 20 de
octubre de 1580, se reunieron para darle un santo como Protector y
Patrono. La suerte recayó en San Martín, obispo de Tours (316-397),
monje, pastor y apóstol de las Galias (actual territorio de Francia). La
historia que tiempo después fue pasando de boca en boca hasta el día de
hoy, es que los vecinos al ver el nombre de un “santo francés” se
negaron a que sea protector de una ciudad de las colonias españolas.
Reiteraron la elección, y por tres veces salió el mismo nombre,
considerando de esa forma que era Dios mismo quien quería ese santo
patronazgo. Lo cierto es que desde el día de la elección San Martín de
Tours pasó a ser parte importante de la historia y la vida de la Ciudad
de Buenos Aires.
La devoción de los porteños de antaño se demostraba no solamente en esta
fecha, sino que también se realizaban novenas y el rezo de las cuarenta
horas cuando casos de sequía, epidemias o guerras hacían que se pidiera
su intercesión. Si bien se ha mantenido el culto, la Ciudad de Buenos
Aires perdió la costumbre de realizar las pomposas ceremonias de la
antigüedad; es por eso que a partir de 1968, la Ciudad instauró los
festejos de la Semana de Buenos Aires coincidentes con la festividad del
Santo Patrono.
La Parroquia San Martín de Tours ubicada en la calle del mismo nombre a la altura del 2949 en pleno barrio de Palermo
,
fue erigida canónicamente el 15 de diciembre de 1931 por el Cardenal
Santiago Copello, durante el gobierno militar de José Félix Uriburu.
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