domingo, 21 de junio de 2015

Papa Francisco. Veneración de la Sábana Santa Turin 2015

Dos días pasará Francisco en su visita apostólica a Turín, que arrancó en la mañana del domingo peregrinando a la Sábana Santa que se expone en el Duomo de la capital piamontesa hasta el próximo miércoles. Allí oró el Papa unos minutos venerando la reliquia, el lienzo que envolvió el cuerpo de Jesucristo tras su muerte.



El Papa evoca sus orígenes piamonteses


Posteriormente se desplazó hasta la Plaza Vittorio, abarrotada por decenas de miles de personas para la misa dominical y el Angelus.



La homilía del Papa ante los turineses incluyó un guiño local, al leer unos versos del poema Razza nostrana, de Nino Costa (1886-1945),
poesía que el pontífice ha comentado en alguna ocasión que es su
favorita y recordando así además, al hablar de "nuestro poeta", los
orígenes piamonteses de sus abuelos maternos. La lectura fue seguida de
unos intensos aplausos de los turineses.



Pero Francisco centró sus palabras el amor de Dios "estable" y "fiel" como "roca segura" a la que aferrarse en las dificultades de la vida.



Dios es fiel aunque nosotros seamos infieles

"Este amor de Dios hacia nosotros es un amor fiel, un amor que recrea
todo, un amor estable y seguro... Es un amor que no desilusiona, no
disminuye. Jesús encarna este amor, Él es su testigo. Él no se cansa nunca de amarnos, de soportarnos, de perdonarnos,
y así nos acompaña en el camino de la vida según la promesa que hizo a
los apóstoles: ´Estaré con vosotros todos los días hasta el fin del
mundo´", dijo el Papa.



Y añadió: "Jesús nos ama siempre, hasta el fin, sin límites y sin
medida, y nos ama hasta el punto de que cada uno de nosotros puede
decir: ha dado su vida por mí". Esa fidelidad "no se rinde ante la
infidelidad nuestra", Jesús "permanece fiel aunque nos hayamos
equivocado y nos espera para perdonarnos: Él es el rostro del Padre misericordioso".





La verdadera novedad frente a la novedades del mundo

Además, Francisco apuntó un "segundo aspecto" y es que el amor de Dios lo recrea todo, "hace nuevas todas las cosas": "Reconocer los propios límites y las propias debilidades es la puerta que abre al perdón de Jesús,
a su amor, que puede renovarnos profundamente, que puede volver a
crearnos". Despojándonos de "las vestiduras viejas, de los rencores, de
las enemistades", nos ponemos "la túnica limpia de la mansedumbre, de la
benevolencia, del servicio a los demás, de la paz del corazón propia de
los hijos de Dios".



"El espíritu del mundo siempre busca novedades, pero
sólo la fidelidad de Jesús es capaz de la verdadera novedad, de hacernos
hombres nuevos, de re-crearnos... Ante el hombre que grita ´¡No puedo
más!´, el Señor le sale al encuentro, ofrece la roca de su amor a la
cual todos podemos agarrarnos seguros de no caernos", explicó el Sumo
Pontífice.



Así es como evitamos "el riesgo de dejarnos paralizar por el miedo del futuro y buscar las seguridades en cosas que pasan, o en un modelo de sociedad cerrada que tiende a excluir más que a incluir".



Y en una tercera alusión a lo efímero del mundo frente a la firmeza
roqueña del espíritu de Dios, se preguntó y preguntó a todos: "¿Cómo
vivimos el amor sólido del Señor que se pone como una barrera segura contra las olas del orgullo y de las falsas novedades?".



Homenaje a la Consolata


Al finalizar la misa y antes del Angelus, Francisco rezó una oración a
la Virgen Consolata, "reina de Turín y del Piamonte": "Tierra de la que
yo soy nieto", apostilló en un nuevo gesto de complicidad con los
presentes.


fuente REL

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