domingo, 7 de junio de 2015

Papa Francisco. CORPUS CHRISTI



Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!


Se celebra hoy en muchos países, entre ellos Italia, la
solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, o, según la
expresión en latín más conocida, del Corpus Domini.


El Evangelio presenta el pasaje de la institución de la
Eucaristía, realizada por Jesús durante la Última Cena, en el cenáculo
de Jerusalén. La vigilia de su muerte redentora en la cruz, Él realizó
lo que había predicho: “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que coma
de este pan vivirá eternamente, y el pan que yo daré es mi carne para
la Vida del mundo...El que come mi carne y bebe mi sangre permanece en
mí y yo en él
(Jn 6,51.56), así ha dicho el Señor. Jesús toma entre las manos el pan y dice “Tomad, esto es mi Cuerpo” (Mc 14,22).
Con este gesto y con estas palabras, Él asigna al pan una función que
ya no es la de simple alimento físico, sino la de hacer presente su
Persona en medio de la comunidad de los creyentes.


La Última Cena representa el punto de llegada de toda la
vida de Cristo. No es solamente anticipación de su sacrificio que se
cumplirá en la cruz, sino también síntesis de una existencia ofrecida
por la salvación de toda la humanidad. Por tanto, no basta afirmar que
en la Eucaristía Jesús está presente, sino que es necesario ver en ella
la presencia de una vida donada y participar de ella. Cuando tomamos y
comemos ese Pan, somos asociados a la vida de Jesús, entramos en
comunión con Él, nos comprometemos a realizar la comunión entre
nosotros, a transformar nuestra vida en don, sobre todos a los más
pobres.


La fiesta de hoy evoca este mensaje solidario y nos impulsa
a acoger la invitación íntima a la conversión y al servicio, al amor y
al perdón. Nos estimula a convertirnos, con la vida, en imitadores de lo
que celebramos en la liturgia. El Cristo, que nos nutre bajo las
especies consagradas del pan y del vino
, es el mismo que nos viene al
encuentro en los acontecimientos cotidianos; está en el pobre que tiende
la mano, está en el que sufre que implora ayuda, está en el hermano que
pide nuestra disponibilidad y espera nuestra acogida. Está en el niño
que no sabe nada de Jesús, de la Salvación, que no tiene fe.  Está en
cada ser humano, también en el más pequeño e indefenso.


La Eucaristía, fuente de amor para la vida de la Iglesia,
es escuela de caridad y de solidaridad. Quien se nutre del Pan de Cristo
ya no puede quedar indiferente ante los que no tienen el pan cotidiano.
Y hoy sabemos es un problema cada vez más grave
.                    


La fiesta del Corpus Domini inspire y alimente
cada vez más a cada uno de nosotros el deseo y el compromiso por una
sociedad acogedora y solidaria. Pongamos estos deseos en el corazón de
la Virgen María, Mujer eucarística. Ella suscite en todos la alegría de
participar en la Santa Misa, especialmente el domingo, y la valentía
alegre de testimoniar la infinita caridad de Cristo.


(Oración del ángelus)


Queridos hermanos y hermanas,


Leó allí “bienvenido”. Gracias. Porque ayer viajé a
Sarajevo, en Bosnia-Herzegovina, como peregrino de paz y de esperanza.
Sarajevo es una ciudad símbolo. Durante siglos ha sido lugar de
convivencia entre pueblos y religiones, tanto como para ser llamada
“Jerusalén de occidente”. En el pasado reciente se ha convertido en
símbolo de las destrucciones de la guerra. Ahora está en proceso de
reconciliación, y sobre todo he ido por esto: para animar este camino de
convivencia pacífica entre poblaciones diferentes; un camino cansado,
difícil ¡pero posible! Y lo están haciendo bien. Renuevo mi
reconocimiento a las autoridades y a toda la ciudadanía por la acogida
calurosa. Doy las gracias a la comunidad católica, a la cuál que he
querido llevar el afecto de la Iglesia universal. Y doy las gracias
también en particular a todos los fieles, ortodoxos, musulmanes, judíos,
y los de las otras minorías religiosas. He apreciado el compromiso de
colaboración y de solidaridad entre personas de diferentes religiones,
instando a todos a llevar adelante la obra de reconstrucción espiritual y
moral de la sociedad. Trabajan juntos como verdaderos hermanos. El
Señor bendiga Sarajevo y Bosnia-Herzegovina.


El próximo viernes, es la Solemnidad del Sagrado Corazón de
Jesús, pensemos en el amor de Dios. Cómo nos ha amado. En el corazón de
Jesús está todo este amor. También se celebra la Jornada Mundial contra
el trabajo infantil. Muchos niños en el mundo no tienen la libertad de
jugar, de ir al colegio, y terminan siendo explotados como mano de obra.
Espero en el compromiso adquirido y constante de la Comunidad
internacional para la promoción del reconocimiento proactivo de los
derechos de la infancia.             


 Y ahora os saludo a todos vosotros, queridos peregrinos de
Italia y de distintos países. ¡Veo banderas de distintos países! En
particular saludos a los fieles de Madrid, Brasilia y Curitiba; y a los
de Chiavari, Catania e Gottolengo (Brescia). A todos deseo un feliz
domingo. Por favor, no os olvidéis de rezar por mí. ¡Buen almuerzo y
hasta pronto!

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