miércoles, 6 de mayo de 2015

SAN DOMINGO SAVIO

Domingo, que significa: "el que está consagrado al Señor", nació en Riva del Piamonte, Italia, en 1842. Era hijo de un campesino y desde niño manifestó deseos de ser sacerdote.  Había nacido en San Giovanni di Riva (cerca de Chieri, provincia de Turín) en una familia pobre de bienes materiales, pero rica de fe. Su niñez quedó marcada por la primera comunión, hecha con fervor a los siete años, y se distingue por el cumplimiento del deber. A sus doce años tuvo lugar un acontecimiento decisivo: el encuentro con San Juan Bosco, que lo acoge, como padre y guía, en Valdocco (Turín) para cursar los estudios secundarios. Al descubrir entonces los altos horizontes de su vida como hijo de Dios, apoyándose en su amistad con Jesús y María se lanza a la aventura de la santidad, entendida como entrega total a Dios por amor. Reza, pone empeño en los estudios, es el compañero más amable. Sensibilizado en el ideal del "Da mihi ánimas" de san Juan Bosco, quiere salvar el alma de todos y funda la compañía de la Inmaculada, de la que saldrán los mejores colaboradores del fundador de los Salesianos. Habiendo enfermado de gravedad a los 14 años, regresa al hogar paterno de Mondonio (provincia de Asti), donde muere serenamente el 9 de marzo de 1857 con la alegría de ir al encuentro del Señor. Pío XII lo proclamó santo el 12 de junio de 1954. 
Festividad 6 de mayo
Patronazgo: Parturientas, acólitos, estudiantes y monaguillos



Resoluciones tomadas por mí, Doménico Savio, en el año de 1849, en el día de mi Primera Comunión, a la edad de siete años:
  1. Me confesaré a menudo, y comulgaré tan frecuentemente como mi confesor lo permita.
  2. Deseo santificar los domingos y fiestas en forma especial.
  3. Mis amigos serán Jesús y María.
  4. Prefiero: antes morir  que pecar.

Oh Dios, que en Santo Domingo has dado a los adolescentes un modelo admirable de piedad y de pureza, concede propicio que por su intercesión y ejemplo podamos servirte con cuerpo casto y corazón puro. Por Nuestro Señor Jesucristo.
Angélico Domingo Savio, que en la escuela de San Juan Bosco comenzaste a recorrer el camino de la santidad juvenil, ayúdanos a imitar tu amor a Jesús, tu devoción a María y tu celo por las almas, y haz que proponiendo también nosotros "antes morir que pecar", obtengamos la salvación eterna.
Amén.

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