Como todos los santos, José de Cupertino no pasa de moda. A cuatro
siglos de distancia, su testimonio sigue representando para todos una invitación
a ser santos. Aunque pertenece a una época en ciertos aspectos bastante diversa
de la nuestra, señala un itinerario de espiritualidad válido para todo tiempo;
recuerda el primado de Dios, la necesidad de la oración y de la contemplación,
la ardiente y confiada adhesión a Cristo, el compromiso del anuncio misionero y
el amor a la cruz.__San Juan Pablo II
oración:
Oh!! Bendito San José que en Cupertino naciste,
Que en tu abnegada vida demostraste siempre un amor incomparable a Dios
nuestro señor y a la Virgen María; Que no obstante ser objeto de burlas, desprecios y humillaciones
permanentes, en tu corazón nunca habitó el odio o el rencor;
Que a pesar de tu pobreza y de tu dificultad para comprender las cosas,
siempre le diste una solución a los problemas y superaste todos los obstáculos
que se te presentaron;
Que por todo eso y por tu bondad con los menesterosos, necesitados y
desvalidos, así como oir tu humildad, Dios te premió con los dones de la
levitación y del éxtasis.
Os ruego entonces que intercedáis por mi y por mis seres queridos ante
Dios nuestro señor, para que en unión de la Virgen María nos des la salud y la
vida, nos libres de todo accidente y de todo mal, nos cures de toda enfermedad,
nos libres de ir a la cárcel, nos libres de quedar postrados o inválidos, nos
libres de todo secuestro, de todo asesinato y de toda herida,
nos libres de toda muerte repentina, y nos libres de todo daño en el alma
y en el cuerpo, en especial a mí, a mis hijos, a mis padres, a mis hermanos ya
mis seres queridos.
Así mismo os ruego que intercedáis por mí, para que Dios nuestro Señor me
de Inteligencia y sabiduría para comprender y discernir, memoria para recordar;
valor para defender mis ideales; amor para con mis semejantes; tolerancia para
soportar a quienes me ofenden y critican; capacidad para superar los
obstáculos; consuelo en la aflicción; fortaleza para sobrellevar la adversidad;
humildad para vencer mi soberbia: perseverancia para alcanzar mis metas; bondad
para ayudar a los necesitados; generosidad para compartir mis bienes materiales
con los demás, por mucho o poco que estos sean; protección para librarme de mis
enemigos; buen juicio para administrar, dirigir u obedecer, y buena suerte para
transitar la vida. Amén
Padre Nuestro…..Dios te Salve María…..Gloria al Padre…..
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