domingo, 14 de septiembre de 2014

PEREGRINACIÓN A LUJÁN 2014

MADRE AYUDANOS A TRABAJAR POR LA PAZ.
SABADO 4 DE OCTUBRE (San Francisco de Asís).
Inscripciones en el Santuario Jesús Sacramentado a partir del lunes 22/9 
Los esperamos!
Las Peregrinaciones iniciaron en la Iglesia antes de la paz otorgada por el emperador Constantino en el 313, aunque aumentaron considerablemente cuando la Iglesia gozó de paz y libertad en el Imperio Romano.  Las más antiguas peregrinaciones cristianas tenían como destino Roma y Tierra Santa como a las tumbas de los mártires.  La Peregrinación nos ofrece la posibilidad de reencontramos con nuestra propia historia cristiana, nuestra realidad transitoria en este mundo. Pero la nota característica es la forma festiva y gozosa de estas peregrinaciones, que ha de recordarnos que nuestro peregrinar hacia Dios no debe, ni puede ser lastimoso ni triste. Así pues, las peregrinaciones favorecen la práctica de los valores cristianos, estimulan un culto integral a Dios (ver, oír, cantar, escuchar, tocar, convivir, etc.) Nos dispone a ser agradecidos y ante todo nos recuerda nuestra común subsistencia y la necesidad de una salvación comunitaria. Pero, la Iglesia no es la única que realiza peregrinaciones, esto también sucede entre los judíos, los musulmanes, los budistas, etc, y los valores constantes son: la purificación, la renovación y la iluminación. Para la Iglesia, además de esto, la peregrinación cumple con un sentido social: Manifestar públicamente la pertenencia a la Iglesia y en este caso el amor y la devoción a la Virgen María de Luján.
El modo de hacer una peregrinación ha variado con los siglos y con los lugares, pero básicamente ha mantenido su fisonomía. En la antigüedad se hacía así:
1. Se reunían en un lugar sagrado ( Templo )                                                                                         

2. Escuchaban la Palabra de Dios.                                     
3. Se instruía sobre el sentido de la peregrinación.
4. Recibían la Bendición para partir.                                                                                                        

5. Los peregrinos se ponían en camino, orando, cantando, conviviendo, conociendo.
6. La Peregrinación, finalmente, no concluye al llegar al santuario o meta de la peregrinación y de participar en los actos de Litúrgicos o de devoción, o en firmar el libro de peregrinos, o de adquirir algunos recuerdos como estampitas, medallas, agua bendita, etc. Se trataba y debe tratarse todavía de " recargar las energías " de cobrar nuevo vigor e impulso para llevar y hacer presente la gracia de Dios al volver a casa. Entusiasmar y alegrar a los miembros de la familia, de la comunidad que no pudieron asistir. Se trata ante todo, de infamarnos en el propósito de extender el Reino de Dios, tal como lo pide el Papa Juan Pablo II: Una nueva evangelización nueva en su impulso, nueva en sus métodos, nueva en su ardor. 

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