Queridos hermanos y hermanas, buen día.
El evangelista Juan nos presenta en este cuarto domingo del Tiempo
Pascual, la imagen de Jesús como el Buen Pastor. Contemplando esta
página del evangelio podemos entender el tipo de relación que Jesús
tenía con sus discípulos.
Una relación basada en la ternura, en el amor, en el conocimiento
recíproco y sobre la promesa de un don inconmensurable: 'Yo he venido
--dice Jesús-- para que tengan la vida y en abundancia. Tal relación es
el modelo de las relaciones entre los cristianos, y de las relaciones
humanas.
Muchos hoy como en el tiempo de Jesús, se proponen como pastores de
nuestra existencia, pero solamente el Resucitado es el verdadero pastor
que nos da la vida en abundancia. Invito a todos a que tengan confianza
en el Señor que nos guía, y no solamente nos guía, pero nos acompaña y
camina con nosotros. Escuchemos con corazón y mente abierta su palabra
para alimentar nuestra fe, iluminar nuestra conciencia y seguir las
enseñanzas del evangelio.
En este domingo recemos por los pastores de la Iglesia, por todos los
obispos, incluido el obispo de Roma, por todos los sacerdotes, por
todos, por todos. En particular recemos por los nuevos sacerdotes de la
diócesis de Roma que he ordenado en la basílica de San Pedro. Demos un
saludo a estos trece sacerdotes, que el Señor nos ayude a nosotros
pastores a ser siempre fieles al Maestro, y guías sabias e iluminadas
del Pueblo de Dios a nosotros confiado.
También a ustedes les pido por favor que nos ayuden, nos ayuden a ser
buenos pastores. Una vez he leído una cosa hermosa sobre cómo el Pueblo
de Dios ayuda a los obispos y sacerdotes a ser buenos pastores, en un
escrito de San Cesareo de Arlé, un padre de los primeros siglos de la
Iglesia.
Y daba este ejemplo: cuando el ternero tiene hambre va a lo de la
madre para tomar la leche, pero la vaca no lo da enseguida, parecería
que se lo guardara para ella. ¿Entonces qué hace el ternero? Golpea con
su nariz al pezón de la vaca para que llegue la leche. Es muy linda esta
imagen. Así ustedes -dice este santo- tienen que hacer con los
pastores: llamar a su puerta, a su corazón para que le den la leche de
la doctrina, de la gracia y la leche de la guía.
Y les pido por favor, importunen a los pastores, molestenlos, a todos
nosotros los pastores, para que le demos el alimento de la gracia, de
la guía y de la doctrina. Piensen a aquella bella imagen del ternero,
cómo importuna a la madre para que le dé de comer.
A imitación de Jesús, cada pastor a veces se pondrá adelante para
indicar el camino y apoyar la esperanza del pueblo. Otras veces estará
simplemente en medio de todos, con su cercanía simple y misericordiosa. Y
en algunas circunstancias deberá caminar detrás del pueblo, para ayudar
aquellos que se quedaron atrás. Que todos los pastores sean así.
Pero ustedes importunen para que den la guía de la doctrina y de la
gracia. En este domingo se recuerda la Jornada mundial por las
vocaciones. En el mensaje de este año he recordado que cada vocación
requiere de todos modos, un nexo para centrar la existencia en Cristo y
su evangelio. Por esto la llamada de seguir a Jesús es al mismo tiempo
entusiasmante y empeñativa. Y para que se realice es necesario entrar
siempre en profunda amistad con el Señor para poder vivir siempre con él
y en él.
Recemos para que en este tiempo tantos jóvenes sientan la voz del
Señor, porque existe el riesgo a veces, que sea sofocada por otras voces
diversas. Recemos para que en este tiempo tantos jóvenes escuchen la
voz del Señor. Recemos por los jóvenes quizás aquí en la plaza haya
alguno que sienta esta voz del Señor que lo llama al sacerdocio, recemos
por él si está aquí y por todos los jóvenes que están así.
Fuente: radiovaticana
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