Esta semana comenzaremos la Cuaresma, que es el camino del Pueblo de
Dios hacia la Pascua, un camino de conversión, de lucha contra el mal
con las armas de la oración, el ayuno y la misericordia. La humanidad
necesita justicia, reconciliación y paz, y logrará alcanzarlas sólo
volviendo con todo al corazón de Dios, que es su manantial. También
todos nosotros necesitamos el perdón de Dios. Entremos en la Cuaresma
con un espíritu de adoración de Dios y de solidaridad fraterna con los
que, en estos tiempos, están más probados por la indigencia y los
conflictos violentos.
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